Una vez finalizadas las fiestas, un gran porcentaje de la población en todo el mundo tendrá como propósito de año nuevo iniciar una dieta con la cual perder todos los kilos de más que les dejó esta época de festejos y excesos.
La idea de desintoxicarse no es para nada cuestionable, pero es importante que el nuevo régimen alimenticio se asuma con constancia y responsabilidad, para evitar los efectos de las famosas “dietas yo-yo” que nos hacen recuperar en muy poco tiempo los kilos perdidos y uno que otro de más.
La Organización Mundial de la Salud asegura que en la actualidad hay más de 1.900 millones de adultos con sobrepreso, de los cuales 600 millones se encuentran dentro del rango de la obesidad. Esto nos demuestra que estamos ante una población que presenta un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes, diversos tipos de cáncer y problemas cardiovasculares.
La Universidad de Exeter en el Reino Unido realizó hace poco un estudio que fue publicado en la revista Evolution, Medicine and Public Health, donde demuestra los enormes riesgos que se corren al sufrir los efectos de una dieta yo-yo, o al cambiar nuestro régimen de alimentación irresponsablemente y a conveniencia.
De acuerdo a los investigadores británicos, el promedio de peso que puede ganar una persona que sigue una dieta y que luego la abandona, es mayor que el de aquellos que nunca toman un régimen alimenticio. Andrew Higginson, el director de este estudio, explica que la razón por la que las personas que no hacen dieta mantienen su peso estable es porque sus organismos aprenden que la disponibilidad de alimentos no desaparece, almacenando una menor cantidad de grasas.
Para llegar a esta conclusión, los científicos de la Universidad de Exeter no reclutaron a personas, se basaron en el estudio y observación de modelos animales. Un buen ejemplo de esto son los pájaros que habitan en las ciudades, que lucen curiosamente más gordos en invierno que en el resto de las estaciones, a pesar de que durante esta época del año les es más difícil encontrar alimento.
Por Iván Ernesto Moreno Plaza.