En los últimos años los cigarrillos electrónicos, conocidos comúnmente con el nombre de e-cigarrillos, se han puesto de moda, convirtiéndose en una de las primeras alternativas de los fumadores para poder moderar su adicción a la nicotina y de ese modo llevar a cabo un proceso de desintoxicación lento, pero ¿seguro?
Una investigación desarrollada por la Universidad de Mississippi asegura que un porcentaje mínimo de la población estadounidense está plenamente consciente de los daños colaterales que puede ocasionar el e-cigarrillo, al contrario de lo que muchos piensan, creyendo que el vapor de agua que contienen es completamente inocuo e inofensivo.
Los expertos están al tanto de que el vapor de agua que emanan estos dispositivos es en realidad un aerosol tóxico, que contiene ciertas cantidades de nicotina, y que además tiene la capacidad de impregnarse en casi cualquier superficie, depositándose sobre nuestra ropa, la superficie de los muebles y hasta en el interior de nuestro vehículo.
El director de la investigación, Robert McMillan, aseguró a los participantes de la Conferencia y Exhibición Nacional 2016 de la Academia Americana de Pediatría (AAP), celebrada el pasado fin de semana, que la falta de información acerca de los daños que ocasiona el e-cigarrillo en nuestra salud y en la de los que nos rodean, hace que muchos padres usen estos artefactos en presencia de sus hijos, exponiéndolos a las toxinas.
Las investigaciones dirigidas por McMillan contaron con la participación de más de 3.000 estadounidenses, de los cuales el 46% reconoció que desconocía que el humo que emanan los e-cigarrillos contuvieran toxinas que pudiesen afectar su salud y la de los niños. El 44% por su parte, no creía del todo que estos aparatos fuesen del todo inofensivos.
Hoy en día aún está abierto el debate de si estos dispositivos deberían poder usarse en lugares cerrados, como ciertos locales, taxis y sitios en general donde el tabaco convencional ha sido prohibido de manera explícita. Que aún se veten los e-cigarrillos como se haría con cualquier cigarro o habano convencional, da muestras de que hay un sector de la población que sabe que estos productos pueden ser molestos y contraproducentes.
Por Iván Ernesto Moreno Plaza.